Nuestra carne de cabrito procede de ganaderías de la zona, pequeñas explotaciones del valle que se mantienen fieles a la tradición y en las que prevalece un producto de máxima calidad. Hacemos la selección de los mejores ejemplares para llevarlos a nuestro cebadero, donde siguen las pautas de una alimentación supervisada que garantizar la máxima calidad de la carne.
El sacrificio de los animales se hace en nuestro matadero, que cumple con la normativa europea desde el año 2000. Sus instalaciones son modernas pero la producción es completamente artesanal.
Los animales no sufren en el desplazamiento, apenas hay diez minutos desde el cebadero hasta el lugar del sacrificio, lo que evita que padezcan estrés y favorece la calidad de la carne.
Nuestra producción es limitada, lo que nos permite estar presentes en todo el proceso, velando por la calidad de nuestro producto de principio a fin. No solo en la elección de los animales o el corte y la venta de la carne, también dedicamos el máximo cuidado al sacrificio, que llevamos a cabo nosotros mismos para garantizar el resultado de una carne de primerísimo calidad.
La experiencia es otro de nuestros valores añadidos. Llevamos más de setenta años vendiendo carne a los vecinos de la zona y a los turistas que nos visitan.
La cortamos a mano, tal y como lo hacían nuestros antepasados, una forma de trabajar única que redunda en la calidad y el sabor del producto.
La carne de cabrito solo se puede adquirir en temporada y por encargo, ya que el sacrificio de este animal es más delicado, al igual que su producción. Su peso, a la hora del sacrificio, ronda entre los cinco y ocho kilos, y el resultado es una carne más tierna y jugosa en el paladar.